sábado, 1 de mayo de 2010

COMUNICADO DE LA SANTA SEDE ACERCA DE LA LEGIÓN DE CRISTO

1. En los días 30 de abril y 1 de mayo, el cardenal secretario de Estado ha presidido en el Vaticano una reunión con los cinco obispos encargados de la Visita Apostólica a la congregación de los Legionarios de Cristo (mons. Ricardo Blázquez Pérez, arzobispo de Valladolid; mons. Charles Joseph Chaput, OFMCap., arzobispo de Denver; mons. Ricardo Ezzati Andrello SDB, arzobispo Concepción; mons. Giuseppe Versaldi, obispo de Alessandria; mons. Ricardo Watty Urquidi, M.Sp.S., obispo de Tepic). Han participado en ella los prefectos de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y el sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. 
 
Una de las sesiones tuvo lugar en presencia del Santo Padre, a quien los visitadores presentaron una síntesis de sus informes, ya enviados con anterioridad. 
 
 En el curso de la Visita se mantuvieron encuentros personalmente con más de 1.000 legionarios y se analizaron varios cientos de testimonios escritos. Los visitadores acudieron a casi todas las casa religiosas y a muchas de las obras de apostolado dirigidas por la congregación. Escucharon, oralmente o por escrito, el juicio de muchos obispos diocesanos de los países en los que la congregación trabaja. Los visitadores encontraron también a numerosos miembros del movimiento “Regnum Christi”, si bien éste no era objeto de la Visita, en particular hombres y mujeres consagradas. Recibieron igualmente una notable correspondencia de laicos comprometidos y de familiares adherentes al movimiento. 
 
Los cinco visitadores han testimoniado la sincera acogida que se les ha reservado y el espíritu de activa colaboración mostrado por la congregación y los religiosos individualmente. Aún habiendo actuado con independencia, han llegado a una valoración ampliamente convergente y a un juicio compartido. Han atestiguado que han encontrado a un gran número de religiosos ejemplares, honestos, llenos de talento, muchos de ellos jóvenes, que buscan a Cristo con celo auténtico y que ofrecen toda su existencia por la difusión del Reino de Dios. 
 
2. La Visita Apostólica ha podido comprobar que la conducta del P. Marcial Maciel Degollado ha causado serias consecuencias en la vida y en la estructura de la Legión, tales que requieren un camino de profunda revisión. 
 
Los comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales del P. Maciel, confirmados por testimonios incontrovertibles, se configuran, a veces, en auténticos delitos y manifiestan una vida carente de escrúpulos y de verdadero sentimiento religioso. De tal vida estaba a oscuras gran parte de los legionarios, sobre todo con motivo del sistema de relaciones construido por el P. Maciel, quien hábilmente supo crearse coartadas, obtener confianza y silencio de los que le rodeaban y reforzar el propio papel de fundador carismático. 
 
No raramente un lamentable descrédito y alejamiento de cuantos dudaban de su recto comportamiento, así como la errónea convicción de no querer dañar el bien que la Legión estaba realizando, habían creado en torno a él un mecanismo de defensa que le hizo por mucho tiempo inatacable, haciendo por lo tanto bastante difícil el conocimiento de su verdadera vida. 
 
3. El celo sincero de la mayoría de los legionarios, manifestado también en las visitas a las casas de la congregación y a muchas de sus obras, no por pocos muy apreciadas, ha llevado a muchos, en el pasado, a considerar que las acusaciones, a medida que se hacían más insistentes y se lanzaban aquí y allá, no podían ser más que calumnias. 
 
Por ello el descubrimiento y el conocimiento de la verdad sobre el fundador ha provocado, en los miembros de la Legión, sorpresa, desconcierto y profundo dolor, evidenciados de formas distintas por los visitadores. 
 
4. De los resultados de la Visita Apostólica se desprenden con claridad, entre otros elementos: 
 
a) la necesidad de redefinir el carisma de la Congregación de los Legionarios de Cristo, preservando su núcleo verdadero, el de la “militia Christi”, que caracteriza la acción apostólica y misionera de la Iglesia y que no se identifica con el eficientismo a cualquier precio; 
 
b) la necesidad de revisar el ejercicio de la autoridad, que debe conjugarse con la verdad, para respetar la conciencia y desarrollarse a la luz del Evangelio como auténtico servicio eclesial; 
 
c) la necesidad de preservar el entusiasmo de la fe de los jóvenes, el celo misionero, el dinamismo apostólico, a través de una adecuada formación. De hecho, la desilusión acerca del fundador podría poner en cuestión la vocación y ese núcleo de carisma que pertenece a los Legionarios de Cristo y les es propio. 
 
5. El Santo Padre desea asegurar a todos los legionarios y a los miembros del movimiento “Regnum Christi” que no se les dejará solos: la Iglesia tiene la firme voluntad de acompañarles y ayudarles en el camino de purificación que les espera. Éste comportará también afrontar sinceramente a cuantos, dentro y fuera de la Legión, han sido víctimas de los abusos sexuales y del sistema de poder que actuó el fundador: a ellos se dirige en este momento el pensamiento y la oración del Santo Padre, junto a la gratitud a cuantos de ellos, aún en medio de grandes dificultades, tuvieron la valentía y la constancia de exigir la verdad.  
 
 6. El Santo Padre, agradeciendo a los Visitadores el delicado trabajo que han realizado con competencia, generosidad y profunda sensibilidad pastoral, se reserva la indicación, próximamente, de las modalidades de este acompañamiento, empezando por el nombramiento de un Delegado suyo y de una Comisión de estudio sobre las Constituciones. 
 
A los miembros consagrados del movimiento “Regnum Christi”, que lo han pedido con insistencia, el Santo Padre enviará un visitador. 
 
7. Finalmente, el Papa renueva a todos los Legionarios de Cristo, a sus familias, a los laicos comprometidos en el movimiento “Regnum Christi”, su aliento en este momento difícil para la congregación y para cada uno de ellos. Les exhorta a no perder de vista que su vocación, surgida de la llamada de Cristo y animada por el ideal de testimoniar al mundo su amor, es un auténtico don de Dios, una riqueza para la Iglesia, el fundamento indestructible sobre el que construir el futuro personal y el de la Legión.

Fuente: Cope.es

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