jueves, 28 de junio de 2007

UN AÑO TIRADO A LA BASURA


Por más que diga que ha echado los firmes de un movimiento nacional, recorrido 500 municipios, afiliado a 700 mil personas. Por más que nadie de su grupo lo haya apuñalado por la espalda, al menos en público. Por más que perviva el mito de que en los temas importantes en las cámaras y la Ciudad de México él manda, el balance de los últimos 365 días es miserable para Andrés Manuel López Obrador. Un año perdido.

Él era el personaje del 2006. Una figura carismática y poderosa que tuvo dinero, recursos materiales y logísticos. El tipo más codiciado en los programas de radio y televisión. El único de los candidatos con empaque de grandeza. Tuvo todo para ganar, pero no pudo, no supo, no quiso hacerlo.

Era el seductor dotado para obtener 42, 45 por ciento de los votos, pero entre el 3 de julio y el 15 de septiembre sólo pudo dedicarse a una lastimosa pepena de actas y boletas. Y a insultar. Eructar. Escupir.

Fracasó en la protesta, como fracasó en la elección. Y es probable que sus adeudos políticos y éticos, como el del monstruoso bloqueo del Paseo de la Reforma, no se amorticen en generaciones. Fracasó al formar un “gobierno legítimo” que a nadie le importa. Fracasó al tratar de impedir que Felipe Calderón asumiera la Presidencia de la República.

No es casual, pues, que el político más amado en 2002, 2003, 2004 y 2005 tenga hoy la peor imagen en las encuestas. Peor incluso que la del histórico Mr. Horrible, Roberto Madrazo. ¿Cómo pudo un hombre presuntamente tan brillante cometer tantos errores en tan poco tiempo?

Nada tienen que celebrar los lopezobradoristas el próximo domingo. El julio 2006 - junio 2007 fue el año que su líder tiró a la basura.

Leer la nota en el periódico Milenio.

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