Completamente ebrios, los diputados federales por el PRD Martín Zepeda, Mario Mendoza e Isidro Pedraza, protagonizaron ayer un escándalo en el vuelo 606 de Mexicana de Aviación, de Mérida a la ciudad de México, cuya tripulación se negó a transportarlos debido a su ostensible estado. El periódico Milenio en su portal también mencionó al legislador Victorio Montalvo.
Los legisladores —reportó el periodista Juan Carlos Santoyo, de Radio Fórmula— se resistieron durante 50 minutos a descender de la nave, como era la exigencia de la tripulación, y alegaron incluso que tienen fuero constitucional.
Fue necesario que la Policía Federal Preventiva ingresara en el avión para obligar a bajar a los diputados, para lo cual previamente se hizo descender a la totalidad de los pasajeros.
Al cabo de una hora de retraso el avión despegó sin los legisladores que habían viajado a Yucatán para observar las elecciones locales celebradas el domingo pasado, en las cuales su partido quedó en cuarto lugar con apenas 2.54 por ciento del caudal de votos, y no ganó ninguno de los puestos de representación en juego.
Debido a la necedad de los legisladores que se negaban a bajar del avión, algunos pasajeros trataron de convencerlos para que atendieran las peticiones del capitán y los sobrecargos. Todo fue inútil, hasta que ingresaron los policías.
Artículo publicado en La Crónica de Hoy.
Fue necesario que la Policía Federal Preventiva ingresara en el avión para obligar a bajar a los diputados, para lo cual previamente se hizo descender a la totalidad de los pasajeros.
Al cabo de una hora de retraso el avión despegó sin los legisladores que habían viajado a Yucatán para observar las elecciones locales celebradas el domingo pasado, en las cuales su partido quedó en cuarto lugar con apenas 2.54 por ciento del caudal de votos, y no ganó ninguno de los puestos de representación en juego.
Debido a la necedad de los legisladores que se negaban a bajar del avión, algunos pasajeros trataron de convencerlos para que atendieran las peticiones del capitán y los sobrecargos. Todo fue inútil, hasta que ingresaron los policías.
Artículo publicado en La Crónica de Hoy.
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