Autor: Ernesto Arévalo Galindo.
El mar es una “alfombra” preciosa cuya calma no evidencia las futuras horas de angustia; mientras que el transitar de los barcos que ofrecen el servicio de transportación marítima de pasajeros en la ruta Cozumel-Playa del Carmen-Cozumel es tranquilo. El cielo está pintado de azul, pero su color es un poco pálido; algunas nubes, a la distancia, empiezan anunciar un periodo grisáceo. El calor de verano es especial; no cede, motivo por el cual, la esperanza se empieza a desvanecer.
Leer el artículo completo en el Diario de Yucatán.
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