miércoles, 22 de agosto de 2007

VIGILIA EN COZUMEL

Nadie ha dormido en Cozumel. Para la gente de aquí el huracán tiene vida propia. Se le respeta y se le teme como a un dios de la antigüedad. Congregados en torno a la radio, con las ventanas clausuradas por grandes tablones, sin luz ni agua, hemos oído sin poder valorar los embates del viento, su ulular, el golpeteo de las rachas de lluvia enfurecida en las paredes y las ramas de la palmeras dobladas y humilladas por el tremendo radio de acción del 'Dean', que abarcaba unos mil kilómetros.

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