En El Sendero del Mesías me encontré una frase interesante:
En los regímenes totalitarios se acostumbra concentrar al mayor número posible de personas para demostrar la fuerza del sistema gobernante. Así se hacía en México durante la edad dorada del PRI; así se hace en Cuba, donde miles de pobres habaneros marchan por el malecón bajo el ardiente sol tropical, calzando, por cierto, tenis enviados por los familiares que viven en el horrible imperio americano. En Venezuela se han puesto de moda las manifestaciones de apoyo a cualquier medida impuesta por el micomandante. Si Chávez anuncia que va a expropiar las tienditas, ahí está la multitud aplaudiendo, si anuncia que va a cerrar un canal de televisión también ahí está la multitud pensante aplaudiendo a rabiar. En fin, es un síntoma de los gobiernos dictatoriales, también Hitler utilizaba a las masas para legitimar sus medidas criminales.
Sigo pensando desde el tres de julio: de la que nos salvamos.
En una democracia, para ganar,
no hay que llenar el Zócalo,
hay que llenar las urnas.
no hay que llenar el Zócalo,
hay que llenar las urnas.
En los regímenes totalitarios se acostumbra concentrar al mayor número posible de personas para demostrar la fuerza del sistema gobernante. Así se hacía en México durante la edad dorada del PRI; así se hace en Cuba, donde miles de pobres habaneros marchan por el malecón bajo el ardiente sol tropical, calzando, por cierto, tenis enviados por los familiares que viven en el horrible imperio americano. En Venezuela se han puesto de moda las manifestaciones de apoyo a cualquier medida impuesta por el micomandante. Si Chávez anuncia que va a expropiar las tienditas, ahí está la multitud aplaudiendo, si anuncia que va a cerrar un canal de televisión también ahí está la multitud pensante aplaudiendo a rabiar. En fin, es un síntoma de los gobiernos dictatoriales, también Hitler utilizaba a las masas para legitimar sus medidas criminales.
Sigo pensando desde el tres de julio: de la que nos salvamos.
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